<strong>Juana Azurduy de Padilla</strong> (1780–1862), patriota del Alto Perú que luchó en las guerras de independencia por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata.
“Ser independientes sólo con otres”
Texto del profesor Silvio Etcheverría, del Departamento de Ciencias Sociales, en conmemoración del 203.º aniversario de la Declaración de la Independencia.

Para 1816 ya habían pasado poco más de seis años del comienzo del proceso emancipador en la América Española.  La caída definitiva de Napoleón había producido la restauración absolutista y, la vuelta al trono de Fernando VII oscurecía profundamente las perspectivas libertarias de las colonias hispanoamericanas. En México, Venezuela y Nueva Granada la Revolución aparecía derrotada. 

Mientras tanto, y en medio de tensas disputas en el Río de la Plata, para responder a esta grave situación se resolvió convocar a un Congreso General Constituyente en la ciudad de San Miguel de Tucumán. En la sesión del 9 de Julio, el secretario Juan José Paso leyó a los congresales la siguiente propuesta para votar: ¿Queréis que las provincias de la unión sean una nación libre e independiente de los reyes de España?... Y antes que pudiera terminar,  según cuentan los cronistas, todos los congresales y el público asistente reunidos en la histórica casa de Tucumán, aclamando vivas; declararon la independencia. 

En el acta se puede leer:

“Declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos que fueron despojadas e, investirse del alto carácter de una Nación libre e independiente del Rey Fernando VII, sus sucesores y Metrópoli…”.

Es importante destacar que esta independencia no es de la Argentina que aun no existía como tal, sino de un conjunto de ciudades-provincia que expresaban su voluntad de erigir gobierno propio, libre, independiente y soberano y de conformar un modelo de estatidad que aun no estaba definido. Vale decir para ejemplificar que, provincias que hoy forman parte de la República Plurinacional y Multiétnica de Bolivia firmaron la declaración; y no lo hicieron las provincias del litoral ni la Banda Oriental, que por aquel entonces constituían la liga de los pueblos libres liderada por Artigas y que se oponía a someterse al poder centralista de Buenos Aires.

Hasta aquí la semblanza, pero me pregunto: ¿Cuál es el sentido que debemos darle a esta fecha? ¿Sólo debemos cumplir con la efeméride escolar? ¿Nos conmueve hoy, con todas las preocupaciones urgentes que tenemos, pensar en lo que pasó hace poco más de 200 años? por el momento me resisto a pensar que no. Me resisto a pensar que los anhelos de libertad e independencia sean cosa del pasado.

Entiendo entonces que el sentido es tomarnos unos minutos para reflexionar sobre nuestros propios valores e ideales y la convicción de que podemos cambiar las cosas. Y esto desde nuestro lugar, desde nuestro espacio, nuestro aula, porque San Martín, Belgrano, (sin negar su extraordinario valor)… necesitaron de muchas y muchos otros. De esos otres que padecieron tanto como ellos pero que no vemos sus nombres en los libros. Porque en definitiva la Historia es un producto colectivo, anónimo aunque desde siempre se nos ha intentado convencer de lo contrario.

¿Estoy tan equivocado en pensar que la independencia también la hicieron las jujeñas y jujeños que perdieron todo durante el éxodo; o los soldados que a pie cruzaron los Andes? ¿Nos equivocamos si pensamos que cada una de nosotras y nosotros no sólo puede sino que debe hacer de nuestra patria un lugar mejor para todas y todos más allá de su género, etnia, lugar de nacimiento, opinión política, edad o condición social y económica? 

Conmemorar el 9 de julio entonces, también me  sirve para pensar que quiero que mi Nación sea independiente. Que tenga independencia de potencias o intereses extranjeros; que no sea indiferente ante la injusticia y la violencia de los poderes establecidos; ante la desigualdad; ante el desempleo; la falta de educación, de salud, ante la vuelta de los desfiles militares y el perdón a los genocidas. Quiero una Nación que sea también independiente para escuchar a las y los que no tienen voz. Quiero una Nación con futuro en la que NO sean pobres el 57% de los niñas/os y adolescentes, en la que no sólo sea la mitad la que termina el secundario o consigue trabajo.

Quiero que la Nación sea la Patria y quiero que hagamos de las y los jóvenes la Patria y,  para eso, debemos ser conscientes de que mejorarnos, hacernos cargo del presente que nos toca y formarnos para mejorar nuestro futuro es nuestra mejor herramienta de transformación; y tener claro que eso sólo lo podemos hacer con otres.

Mariano Moreno, que no vio el fruto de la revolución en 1816 por ser víctima de ella dijo:

“Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos sin destruir la tiranía.” 

 

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