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Mes de la Memoria en la UNLP
Deseamos que las conmemoraciones se vuelvan acontecimientos significativos, que den lugar a procesos formativos. Con este objetivo, desde la Secretaría de DDHH del BBA dejamos algunas breves reflexiones que compartimos para aportar a posibles modos de abordaje del tema dentro de las aulas.

La UNLP, por iniciativa de la Prosecretaría de DDHH, lleva a cabo el Mes de la Memoria para conmemorar el 24 de marzo, Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia. En ese marco, desde el 25 de marzo al 1º de abril en el Bachillerato se llevarán adelante distintas actividades, organizadas por la Dirección, el CESBA y la Comisión por la Memoria. Si bien las actividades están destinadas a públicos específicos (pueden consultarse en la web del BBA, las redes o el TV de planta baja), los y las docentes que así lo deseen pueden participar de ellas.

Deseamos que las conmemoraciones se vuelvan acontecimientos significativos, que den lugar a procesos formativos. Con este objetivo, en esta oportunidad, dejamos algunas breves reflexiones que compartimos para aportar a posibles modos de abordaje del tema dentro de las aulas.

 

La conmemoración de esta fecha resulta particularmente sensible, por múltiples motivos: por su cercanía histórica, por los modos terribles en que afectó a esta escuela y a esta ciudad, y torció definitivamente los destinos de integrantes de nuestra comunidad.  Porque debe ser revisitada, pero en ese acto es necesario estar atentos/as a no generar romantizaciones que cristalicen ese pasado, ya que esto termina por generar una distancia con aquel momento histórico que no permite preguntarnos sobre sus reverberaciones en este presente. 

Llevamos adelante esta conmemoración, teniendo presente esta complejidad. Nos interesa poder pensar cómo los acontecimientos que se sucedieron en esos años oscuros nos marcan y definen hasta el día de hoy.

A medida que pasan los años, la historia de la última dictadura y el terrorismo de Estado queda cada vez más lejos de las nuevas generaciones en términos de tiempo lineal. Esta distancia temporal, lo diferidos que quedan los relatos de los hechos, hace que sea complejo sensibilizar a jóvenes nacidos en el S XXI respecto de este pasado. Sobre todo porque las juventudes han elaborado sus propias agendas de luchas políticas y reivindicaciones sociales, que por provenir de la experiencia directa interpelan de una manera más potente o, al menos, inmediata.


La sucesión de generaciones —esto sí, en un sentido demográfico de reemplazo generacional— está íntimamente ligada a los procesos de memoria social. ¿Qué huellas del pasado se borran de manera irrecuperable? ¿Cuáles quedan, activas o guardadas en el olvido, para ser eventualmente recuperadas? ¿Cómo intervienen los trabajos de los/as “emprendedores/as de la memoria” en la renovación de los recuerdos y en los sentidos del pasado? 

Jelin, Elizabeth1. Los trabajos de la memoria2 

Entonces nos preguntamos, ¿cómo interpelar/sensibilizar a esas juventudes respecto del terrorismo de Estado de la última dictadura cívico-eclesiástica-militar, de manera que haga sentido en el presente de los y las jóvenes? ¿Cómo evitar caer en relatos romantizados, que generan distancia?

Creemos que una forma es apelar a la genealogía de las luchas actuales. Las juventudes están hoy fuertemente movilizadas, y esa movilización tiene una historia. Y hay un elemento que da cuenta de ese devenir: el pañuelo.

En sus rondas silenciosas, a pesar de la censura, las madres de los y las detenidos/as desaparecidos/as establecieron este símbolo, que más tarde sería reconocido por todos y todas -en nuestro país y en el resto del mundo- como emblema de la lucha por memoria, verdad y justicia, y por los derechos humanos. 

Hoy de las mochilas de los y las estudiantes cuelgan pañuelos de distintos colores, que piden ampliar derechos; reivindican distintas causas, que forman parte de las nuevas agendas de las juventudes movilizadas. 


Lo que el pasado deja son huellas, en las ruinas y marcas materiales, en las huellas «mnésicas» del sistema neurológico humano, en la dinámica psíquica de las personas, en el mundo simbólico. Pero esas huellas, en sí mismas, no constituyen «memoria» a menos que sean evocadas y ubicadas en un marco que les dé sentido. 

Jelin, E. Op. Cit.

Los pañuelos de distintos colores que hoy vemos adquieren esa forma porque toman como modelo de lucha el modelo que inauguraron las Madres y Abuelas. La forma del pañuelo es la huella de ese pasado, y lo volvemos memoria cuando entendemos que aquellas luchas que estamos reivindicando, como las de hoy, son luchas por y en el marco de los derechos humanos. 


El tema del uso de la memoria para el presente y el futuro, de las  lecciones y aprendizajes que se pueden extraer, puede ser visto desde distintas perspectivas. En una perspectiva cognitiva, saber algo, “apre(he)nderlo”, tiene consecuencias en las estrategias de elaboración de alternativas racionales para la acción. Desde una perspectiva psicoanalítica, el pasado está en el presente, de múltiples maneras, en la dinámica de lo inconsciente. Desde el campo de lo cultural, el énfasis está puesto en el sentido que se le da al pasado, según el marco interpretativo y los códigos culturales que permiten descifrarlo —de manera racional y planificada, pero también en prácticas simbólicas y performativas de actores que, más que re-presentar o recordar, se apropian y ponen en acto elementos de ese pasado.

Jelin, E. Op. Cit.

Las Madres y Abuelas sostuvieron y sostienen férreamente su reclamo, que es oído cuando con justicia se llega a la verdad, y se construye memoria a partir de esa verdad. 

Hoy, como deudores de las luchas emprendidas por ellas, luchas por los derechos humanos que reivindicamos a diario con los nuevos pañuelos, retomamos esa voz y decimos que fueron 30.000 detenidos desaparecidos, presentes hoy y siempre.

 

La conmemoración del 24 de marzo tiene múltiples abordajes posibles. Las líneas que anteceden apenas esbozan uno, y por supuesto no clausuran otros. Fueron escritas considerando la propuesta y el compromiso asumido por el Equipo de Gestión de repensar cotidianamente la gramática escolar, y atendiendo a los distintos perfiles de nuestro estudiantado: hay estudiantes que por su historia familiar, sus inquietudes políticas, su grupo de pertenencia, llevan a cabo sistemáticamente discusiones sobre la relación entre los años de dictadura y el presente. Pero hay otros/as a los que tal vez esta conmemoración no les es tan próxima. Principalmente para ellos/as es que consideramos esta línea de acceso, ya que pensar la fecha a partir de elementos de su cotidianidad colabora con la sensibilización que queremos lograr, ya que hace de ese pasado algo cercano.

 

Referencias:

1 Elizabeth Jelin (Buenos Aires, 1941) es socióloga. Sus investigaciones abordan los derechos humanos, los movimientos sociales y las memorias. Sus textos son fundamentales para pensar los modos de construcción de memoria del pasado dictatorial.

2 Jelin, E. (2002), Los trabajos de la memoria, Madrid, España: Siglo XXI Editores. Todas las citas pertenecen a este texto.